La pared y los Recuerdos

Y el mundo sucumbió en el fuego, como fue predicho, cenizas solamente quedaron de lo que fue este mundo o de las cenizas que antes había ahora sólo quedaba un mundo, nada más, absolutamente gris, cubierto de una espesa capa de polvo bajo la que también había gris, como si la Muerte se hubiera llevado el color y hubiera dejado recuerdos olvidados, desperdigados ocupando espacio sin que nadie se percate de su presencia, como en su anterior hogar. Todo esto veía un hombre, que había quedado absolutamente sólo frente a una pared, mirándola; ya nada más tenía, había muerto aquello que más quería, y sólo le quedaba esa pared gris casi destrozada. Los días pasaban uno tras otro, sin dejar un hueco para descansar, el hombre continuaba observando, sabía que nunca olvidaría nada de aquello que había vivido, por siempre podría recordarlo como un viento frío que lo azotaba a cada segundo, golpeando, mostrándole que ya nada era igual que antes, todo lo que no había hecho y aquello que no pudo disfrutar, pero por sobre todo, lo invadía su recuerdo, aunque cada vez más difuso más trastornado y borroneado como si todo se fuera mezclando con otros, como si no quisiera perder nada, ni un segundo de aquel mundo que lo había dejado atrás.

Tantas cosas pasaban en su mente que olvidó dónde estaba y qué hacía, y frente a él, como diapositivas sobre una pizarra gris tomaba forma cualquier cosa que pasaba por su mente, no notaba diferencia con lo antes vivido, ya que había perdido toda noción de tiempo y lugar, disfrutaba cada día de los vestigios de su antiguo mundo; pero como cualquier ser humano era adicto de lo que lo hacía sobrevivir, entonces comenzó a querer volver a ese mundo, tan real lo había vuelto que resuelto se dirigió hacia lo que añoraba, y cayó de bruces al golpearse contra la pared gris destruída y desgastada que volvía a usurpar el puesto de sus sueños a los que tan ansiosamente quería llegar. Éstos ya no aparecieron otra vez luego de irse, entonces el hombre dibujo a otro ser como él en la pared con una piedra filosa, el cual sabía que no lo abandonaría ya jamás, porque éste era real, aunque se encontrara sobre una pared, la realidad estaba dentro de los contornos que delimitaban sus formas, era aquello lo más real que había tenido en todo ese tiempo. Cada día hablaba con él, le contaba de su vida, pero muy superficialmente porque no recordaba ya nítidamente como antes, ya no había imágenes agolpándose, ni colores ni fantasías, sólo alguien que lo acompañaba en silencio. 

Un día el hombre cerró los ojos para ya no volver a abrirlos, despidiéndose de su eterno acompañante como cada noche, sin esperar respuesta. 

Escuchó de lejos que alguien con un timbre de vos familiar, le decía: 

-.Al fin despertaste, te estaba esperando.

.-Dónde está? preguntó el hombre, refiriéndose a su amigo de piedra. Se veía indefenso tendido en una cama dura y caliente, con frazadas de colores chillones.

-.No lo resistió, fue demasiado para ella, recuerdas que te lo dijimos? Pero estaremos contigo siempre apoyándote.

El alma del hombre cayó al suelo y como si hubiera sido ayer recordó todo, el accidente, ella, cuando le dijeron que no la volvería a ver y luego nada, un vacío, no negro sino gris, pero nada más. Sabía que nunca la olvidaría ni a ella ni al pasado, ni a los recuerdos, pero también estaba seguro de alguna forma que viviría muchos días y años más porque en frente suyo no veía sus recuerdos de colores vivos y un mundo gris alrededor, sino detrás de sí, memorias que le servirían para poder hablar y escuchar a aquellos amigos eternos de piedra que rodeaban su cama en ese momento, que no se irían hasta que el no volviera a dormir arropado por el final de alguna parte de su existencia que ahora llamaremos vida.

P.D.: Espero os haya gustado mis queridos drugos. Ya en serio, gracias por leer como siempre, ojalá lo entiendan es medio confuso, no se, se me ocurrió. Buen finde gente linda!