pensadores del mundo

miércoles, 29 de septiembre de 2010

:)

-.El presente y el pasado son la evidencia de lo que somos y lo que no seremos nunca.  
El futuro es la esperanza de estar equivocados.-

by P.

Más preguntas


¿Cuánto debe gritar un hombre en una calle llena de gente para que alguien voltee? ¿Cuántas personas deben morir para que entendamos algo acerca de lo importante de la vida? ¿Cuánto debe quemar adentro como para que diferenciemos el fuego de la pasión? ¿Cuánto hielo se necesita para cubrir al mundo, o mejor, cuánto más para destruir a un solo ser humano del que nadie sabe nada? ¿Cuántas palabras se necesitan para hacer feliz o acabar con una persona? ¿Quién acaso sabe cuántas personas en el mundo necesitan de otras para respirar y cuántos sólo requieren oxígeno? ¿Cuántos saben del contraste de las nubes y el cielo cuando oscurece y se aproxima una tormenta? ¿Qué es más hermoso, la fríagarúa de agosto golpeando un farol oxidado, o el sol deslumbrante abriéndose paso entre las gruesas gotas de lluvia de verano?
En verdad las respuestas no importan, lo increíble es poder ver todo eso.
PD:  (no tiene que ver con el texto) Gracias por haber entendido y haber estado, aunque digas que no te jode, no te imaginas cuan importante es. Me alegra mucho haberte conocido:)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Me pregunto:


¿Son erróneas aquellas decisiones que tomamos y que no salen como esperábamos? Están mal pedidos aquellos deseos que creemos necesitar con todas nuestras fuerzas únicamente porque cuando se cumplen no salen como los planeamos?
En el afán de todos aquellos sobrevivientes de tratar de enseñarnos a destiempo todo aquello posible, se les olvidó empezar por el principio, y aunque parezca algo tonto esto es demasiado sutil para un ser humano.  Nos dijeron que debemos vivir en el presente pero aquello que realicemos hoy, repercutirá mañana.  El hombre comienza a contradecirse desde que, para expresar algo inteligente, opta por abrir la boca, siendo la palabra, primera fuente de malentendidos.  Aquellos de los que recibirás más sabiduría son los que menos cosas necesitarán expresar con palabras.  Pienso que éstas decisiones y deseos son en extremo necesarias para que vayamos a alguna parte, que no existe la decisión incorrecta o el deseo mal pedido, sólo están la oportunidad, la experiencia y el valor para tomar la que hoy será la decisión correcta aunque puede que no lo sea mañana. Y si sólo pidiéramos aquello que es bueno para nosotros y eligiéramos aquello que no nos afecte no sabríamos nada  porque no habría felicidad para aplacar esa tristeza que viene cuando creemos que todo lo que hicimos fue en vano, no aprenderíamos a actuar en el momento justo ni a saber esperar la oportunidad indicada, cosas que se confunden por estar separadas por una línea muy sutil.  El estar tranquilo al decir “Me gustó haber recibido flores y nunca pedí disculpas” porque todo aquello que vale realmente la pena es lo que nos da cinco minutos de felicidad perfecta y transparente y no de esa que está opacada por la insulsa mueca vacía de aquellos que verdaderamente se regocijarán en nuestra derrota.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Hasta cuándo nuestra libertad nos pertenece?


¿Que sucede cuando estamos totalmente seguros de quienes somos, de lo que queremos y de que el mundo es nuestro, pero que una parte punzante en nosotros siempre nos recuerda que aunque seamos quienes somos, lo sepamos y estemos orgullosos al fin del día no somos suficiente ni lo que él busca?, ¿hasta que punto vale nuestra integridad si la ponemos en juego a cambio de una persona? Siempre nuestra esencia está intacta dijo el poeta, pero ¿como hacemos para que no se desvanezca nuestra fe en nosotros mismos sólo por no ser lo que esa persona quiere, si al fin de cuentas aquella persona ocupa cada minuto, cada pensamiento, es la persona que nos salvó de nos mismos, es quien nos dio aquello que pedíamos: otra oportunidad, algo por qué luchar una vez más, algo por qué optar volver a equivocarnos? ¿Entonces esa persona vale nuestras convicciones?, ¿aquella persona a la que le debemos tanto y que tanto le entregamos, podemos también entregarle el último centímetro que al final de la vida nos queda idéntico que al principio?, ¿aquel centímetro dentro del que somos libres?, ¿o ya apostamos nuestra volátil y poderosa libertad en este cruel y absoluto juego del amor?

jueves, 23 de septiembre de 2010


  • Un ser abatido proclamó un día:
                      -La paz no existe, es mejor dejar de buscarla.
  • Un ser libre respondió:
                     -Yo he visto la paz. Está en el atardecer visto entre las hojas del otoño y el cielo del verano, en una tarde de primavera, añorando el frío del invierno.

By A.&P.
(más A. que P.)

La Eternidad, el ángel y una calle vacía

La escasés, la exuberancia, y una gota que no quiso irse en ese día de sol
Iba sólo y nadie lo veía, con la cabeza gacha por las calles de la vida, pensando en el destino y en la suerte, miraba el piso y contemplaba el cielo, la gente seguía sin reparar en él, era un ángel, vestido de joven, nada sabía de algún mundo cruel, pero sabía de maldad y de bondad, de tristeza y felicidad pura, sabía de todo, pero nadie sabía de él. Levantó la vista, oyó de repente más de lo que cualquiera de nosotros pudo haber escuchado, vidas tormentosas, almas caídas en batallas ajenas, paz intensa solo en algunos enmarcada por una poco duradera euforia. Todo lo percibía, pero nadie lo observaba a él. Sólo buscaba, a otro ángel que buscara. Otro que siempre encuentre, que nunca halle y que siga buscando, sin parar un momento a pensar en que nadie reparaba en los ángeles porque todos buscaban, sólo que no veían que encontraban demasiado para ver lo que en verdad necesitaban. Encontraban y no veían estaban cegados por la exuberancia y la escases. Demasiadas cosas, poco tiempo para ir tras ellas, rendirse pronto, ir tras lo que no demorara mucho. Su superficialidad justificada, y a la vez no por el simple hecho de que todo se terminaba perdiendo. Pero el ángel se cuestionaba hasta que punto era mejor dejar de buscar sólo por saber que no será eterno lo encontrado. Pocas de aquellas almas creían en el para siempre. El ángel sí ya que cada minuto era eterno porque empezaba otro. La eternidad acababa, según el ángel, cuando se cae en cuenta de que poco es para siempre, y mucho finaliza por ser recuerdo. Las cosas sólo terminan para el ángel cuando son completamente olvidadas.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Ojos Negros

este es mi jojo, no es negro pero es lo q hay :)
No era cualquier cosa, no era algo vacío: eran sus grandes y expresivos ojos negros, contando una historia de vida, marcando tristeza y experiencia, más de lo que pudieran decir palabras, más allá de lo explicable o entendible. Ojos negros, espejos de realidades imposibles e irrealidades vacías, ya presas de algo forzado, viendo algo que se siente como un amor pleno pero que duele como si pesara toneladas y cayera al mas profundo vacío, uno ubicado exacto dentro de uno, todo visto por los ojos, para que luego una memoria rebelde los olvide, los queme, los rehúya o quiera borrarlos, o una mano impulsada por el destino de un talento que haga eterno lo visto rasgando papel fino con palabras duras, inentendibles para almas que no lo vivieron; y a posteriori que es lo que alguien puede decir que vieron los ojos? Lo que grabo esa mano? lo que olvido la caprichosa memoria? o aquello exento de todo eso? lo que se guarda muy en el fondo, lo que no puede olvidarse, lo que no puede quemarse ni grabarse, rehuirse o forzarse, lo que uno siente en ese preciso momento incomparable con lo cotidiano, lo que hace que uno haga las cosas que marcan el próximo paso, que mueven  el camino, que empujan a alguien a salir a actuar, a amar, a olvidar y a sufrir como nunca, lo que al perderse genera un vacío infinito, uno que no comprende en el momento pero que al recopilar los instante s que valieron la pena, la vida entiende y se acorta, porque esos instantes son tan únicos como escasos. Y eso ven los ojos: ven la vida, ven los instantes.
Una mirada inexpresiva era lo único que permanecía por un trémulo segundo, lo que tardó en convertirse en piedra, luego hecha polvo, uno tan fino como el que puede perderse entre un mar de ensoñaciones movidas por el ondear de una cortina transparente guiada por el volatil viento suave de un verano ubicado en un tiempo remotamente nostálgico. Aquello que se lleva el viento, algo que nadie recuerda, que se olvida rápido pero nunca termina por irse, algo que nos engaña y nos evuelve en lo que nosotros mismos creamos perdidos en la lujuriosa belleza de lo que nos enceguece. Antes de acabar, una fría gota cayendo, perdiéndose, siendo mucho y dejando de ser algo, mirando y reflejando aquello que había logrado destruir a aquel cuerpo del que aun no lograba despegarse pero que ya había abandonado. Desapareciendo, perdiendose, olvidandose sólo para ser ella quien recuerda años eternos, siglos y el mar, mar movido hasta por la brisa, mar movido por el tiempo, mar hecho de millones de gotas que alguna vez fueron de aquellos que quisieron sentir, que se atrevieron y que ahora la vida misma pasaba lejos dejando de ellos sólo una parte eterna, algo increíble, algo único, una gota de un inmenso mar reflejando lo que queda del cielo en nosotros, pero no cualquier cielo sino aquel en que el sol se convierte en llamas en el horizonte.